Bueno, pues ya estamos de vuelta en casa. Estoy poniéndome al día, ya con güifis decentes, viendo los blogs y organizando mis dibujos. Os enseño el primero que hice con un bic azul, lo único que llevaba en el bolso, en un cuaderno indio de esos que compro en el rastro El Cisne, de Alfaz del Pi. Es hermoso, grande, con tapas de piel, pliegos de papel cosido, un papel grueso que aguanta el agua y, además barato (22 euros). Ya tengo tres. Lo estrené en el mismo rastro, tomándome unas cervezas mientras dibujaba esas palmeras. Detrás de ellas había, como siempre, música en vivo. Un buen ambiente.

El anterior, en el mismo cuaderno, ya provisto de plumas surtidas, cargadas con tintas diferentes, hice este dibujo en una zona de dunas cerca de La Marina, en Alicante. Estoy probando a hacer el dibujo directamente con distintos colores, para luego extenderlos con el pincel de agua. Debí dejarlo así, porque no domino aún el sistema y me paso de tintas. Al extenderlas se ha emborronado un poco, pero bueno, hay que probar. Lo tengo que terminar, añadiendo algunos detalles en el primer plano o sacando con lejía algunas luces, si se tercia:
Este es el cuaderno y estas son las plumas:
Luego, un dibujo a tintas del Mugrón, cerro que separa Albacete de Valencia (Alpera y Ayora). De una foto que hice hace un par de meses desde El Bosque, donde están las pinturas rupestres de la cueva de La Vieja. Al fondo, sobre el Mugrón, la ciudad ibérica de Meca. Volví a la zona anteayer y el valle que se ve en el dibujo al fondo, estaba ardiendo desde el día anterior. Por la tarde ya no había llamas. Una cosechadora prendió fuego, con el calor que desprendía el motor, o vaya usted a saber, a la paja que dejaba atrás. De ahí, al monte.
De ese dibujo con tintas, en una muestra de Garzapapel, salió esta acuarela, hecha en un papel de la misma marca, de mayor tamaño. Fui a Alpera a regalársela a un buen amigo, con quien he estado muchas veces en ese lugar, donde viví y trabajé 10 años de maestro.