martes, 17 de diciembre de 2013

Sensaciones de un día de Tuno

Ya me pena el no poder haber ido a dibujar las avionetas del Real Aeroclub de Zaragoza, pero a veces la divina providencia juega malas pasadas. Ese mismo día y casi a la misma hora, me citaron en otro sitio.
-
10:30 a.m. Sede de la cadena de televisión autonómica "Aragón TV". Veintisiete Tunos ya "entraditos" en años, afinan sus guitarras y voces a la espera de que les llegue su turno para realizar la grabación del especial de Noche Buena. Pero, esperad..... retrocedamos unas cuántas horas antes.
-
8:00 a.m, tras apagar el despertador de mi móvil. Me despierto sobresaltado presa de un temor que no dejó de perseguirme en las horas precedentes. El motivo no era por tener pánico ante la posibilidad de que al día siguiente me pusiera nervioso, me equivocara o me quedara en blanco. ¡No!, no iban por ahí los tiros...
-
Mi sufrimiento se destornillaba de la risa, se aprovechaba, se jactaba de la inmensa duda que rondaba en mi cabeza y que en breves momentos iba a resolver: ¿Seré capaz de enfundarme un traje que se confeccionó hace más de veinte años?.
-
9:00 a.m. Empiezo el ritual del vestir. Como si de un torero se tratase, empiezo por las medias. Primer problema: los pantys de mi mujer, "ni de coña". No me caben. ¿Qué me pongo?. No tengo tiempo para ir a una Mercería. Como último recurso me dirijo al armario de mi hija y encuentro una especie de "ejecutivos" de color azul marino. 
-
-No se nota mucho, ¿no?-, le digo a mi mujer. No, nada -me responde ella-. Su cara era todo un poema. Tras salvar el primer escollo, asumo con valentía el trago de ponerme los pantalones. Para el que no se haya puesto un pantalón de tuno, decir que además del botón de costumbre asido a su cintura, existen un par botones que cierran las perneras a la altura de la parte inferior de la rodilla. Ese era el primer desafío a salvar. Luego vendría el otro.
-
Como me temía, los "gordos" de mis piernas, -esto es lo gemelos- hacían imposible que los botones que tan bien cosidos estaban, fueran capaces de encajar en sus respectivos ojales. Uffff, déjalo, -le dije a mi mujer-. Si me subo bien los "ejecutivos", no se notará.
-
Quería retrasar lo máximo posible la afrenta a la que tanto miedo tenía. Subí la prenda hasta mi cintura. Aprendiendo de los toreros, dí una serie de "saltitos" para que todo fuera a su sitio. -Ya está dije entre mí-. Aún así, contuve la respiración escondiendo abdomen y dirigí la vista a mi cintura. Como si del Estrecho de Gibraltar se tratase, en la parte africana de mi pantalón se hallaba un solitario botón que miraba con envidia a la parte europea, esta vez en forma de ojal. ¡No hubo manera!. Mi amigo el cinturón, materializó la farsa.
-
Ascendí y encontré una prenda amigable. Una camisa blanca comprada en los últimos tiempos que se adaptaba totalmente a mi constitución. Si temido fue el acto de aproximación y cierre del pantalón, el que ahora llegaba también tenía lo suyo. 
-
Veinte años atrás cuando me ponía la casaca con la beca, es decir la chaquetilla o parte superior del traje junto con la banda de color que en forma de "V" lo protege, veía a un jovenzano con una imponente mata de pelambre en su testa y unas facciones imberbes pero perfiladas como si de un diamante en bruto se tratase. Mi subconsciente seguía viendo aquello.
-
La realidad que me encontré al enfrentarme al espejo, fue otra. Al alzar la mirada, encuentro ante mí al personaje de "Aguila Roja", Jacobo de Castro, interpretado por Carlos Areces -veanlo aquí-. ¡Horror!. ¡Cuánto se ha perdido!, gritaba mientras me llevaba las manos a la cara. El trago fue muy amargo, pero lo digerí.
-
10:00 a.m, parto a la cita. Pero antes, sé de buena tinta que Antonio y Clara han quedado para subir al Real Aeroclub en un sitio cercano a mi casa. -Cuando me vean, entenderán porqué no voy- pienso entre mí. Abro el coche, me siento, y es en ese preciso momento cuando todas las "tiritas" puestas en el arduo proceso de mi investidura, se van cayendo. Los ejecutivos se bajan por mis piernas, el cinturón aprieta y las costuras de mi entrepierna luchan desesperadamente por mantener la formación. Recuerda, Fer: ¡no te sientes!, ¡trata de no sentarte!.
-
Llego al punto y diviso a Clara con un sombrero de color naranja. Observo que en su primera mirada halla algo que le llama la atención. A la segunda ya me reconoce y empieza a reírse. Creo recordar que dijo algo no sé de qué sobre la .... "primera comunión". Al rato aparca Antonio, que incrédulo e imitando a Mauricio de la serie "Aida", grita... ¡Pero ésto qué es...!. Aguanté el tipo, pero la procesión iba por dentro.
-
Lo demás, se resume en un gran encuentro con muchos a los que hacía mucho que no veía, en el que hubo muchas risas, muchas canciones y algo de maquillaje para contrarrestar los brillos que producía mi calva. Tras tres intentonas, nos dieron por buena la toma.
-
Hice algún dibujo, como el que os muestro a continuación. Cuando se lo enseñé a mi amigo "Julito" -el que dice dame una La-, va y me dice: - ¡Muy guapa Fer!, pero estoy más delgado... ¿eh?. A lo que yo le respondo: - Yo también tengo pelo....
-
fabadia_tuna_l 
-
fabadia_tuna_nochebuena
--
Fue un día fantástico, a pesar de los pesares....
Buena Cortesía

11 comentarios:

  1. Jaja, qué buena esta aventura, Fernando. Me parto la parte más meridional y trasera de mi "venusiano" cuerpo visualizando la peripecia. Hay que tomárselo con filosofía y pensar en el cuerpo de esta manera: tu cuerpo es como aquello de que la energía no se crea ni se destruye, que sólo se transforma....jajajaa.. Aunque en unos se transforme más que en otros. Mi "venusiano" cuerpo no ha engordado ni una talla desde mis años de rondallera, pero ya sabes lo que dicen, que a cierta edad hay que elegir entre cara o culo. Vamos, que si estás delgado/a, vale, tienes culito prieto y pequeño, pero... tienes cara de pino, y si estas gordito/a tienes carita (y calva estirada) reluciente, estirada y retotolluda pero...culete gordete y la posible tableta de chocolate de juventud, estar está, sólo que desparramada (muajaaaa) Conclusión: que nuestros "venusianos" cuerpos se transformen como quieran, pero que nuestro espíritu siga alegre. Que nos quiten lo bailao, y lo que todavía nos vamos a bailar,
    y que como la capa de tuno tapa mucho, si tú no lo dices, no nos hubiéramos jalao una rosca del asunto. Y que para el próximo encuentro, por favo, no te pruebes la ropa de tuno. Esto último por puro egoísmo, o sea, para no privarnos del desconjone que nos ha proporcionado tu "venusiano" cuerpo de tuno tunante... Ah, y felicitar a tu que tu esposa, que debe ser una magnífica actriz a la vez que una santa, por haber sido capaz de aguantar el tipo ante tu porte y donosura...jiiiii y por dejarte salir...jjiiiiiiiiii

    Abrazotes
    El dibujo muy chulo, pero comprende. Aún me estoy despatarrando y no le he prestado la debida atención, bla, bla, bla...
    Puro sintetismo esto mío, jiiii

    ResponderEliminar
  2. Gracias, gracias, gracias.......... Por hacerme reir, reir y llorar de risa. Pero que bueno que eres. Tus dibujos son geniales, eso ya lo sabía, pero contando historias eres único. Además, has ido a tocar un tema que se las trae, a mi me sucede a cada cambio estacional verme como una desconocida y no entrarme los tejanos, pero tu parece que eres ingenioso y saliste bien librado del aprieto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Lo siento Fernando: ¡los que mantenemos siempre el mismo tipazo dieciochoañero no tenemos esos problemas!
    Eso sí, no sé que pasa en el interior de mi armario que, de una temporada a otra, la ropa mengua una barbaridad.
    ¡Muy bueno el post!
    Un abrazo (o mejor dos, que con uno no podré abarcarte)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jiii... no os quejéis, que al menos, los que experimentáis esos extraños fenómenos, tenéis excusa para cambiar el fondo de armario... Aisss...

      Abrazotes

      Eliminar
  4. Buena aventura, eso pasa por cmplir años, no lo hagas. Pero lo bien que lo pasaste vale los apuros con el atuendo.

    ResponderEliminar
  5. Que bueno! no puedo parar de reir , que relato más gracioso! no creo que fuera para tanto porque se te ve estupendo. Enhorabuena!
    un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Debes escoger, entre pasar por el sastre, o por el carnicero.
    Los dos pueden lograr lo mismo, que una cosa encaje con la otra !!!!
    Te recomiendo el sastre, el carnicero és más doloroso, y con los
    filetes, que haces ???...

    ResponderEliminar
  7. Jo, qué pandilla de ladrones más cachondos que corren por estas páginas!! Qué hartón de reír con vuestras PARIDAS!!!! Esto es vida!!!
    Eso sí que era para filmarlo!!! Creo que así te habríamos conocido mejor como eres y como fuiste!!!!
    Venga, aún estás a tiempo. Refuerza esos aprietes y filma una serenata con acodeón y luego dando esos saltitos que los de la tuna suelen hacer. Cuidado con esos pantalones de cuando seguramente aún tenías pelo... en la cabeza, porque en la lengua ya sé que no tienes...
    Un abrazo para ti y todos los comentaristas... que os lo merecéis!!

    ResponderEliminar
  8. Después de todos estos comentarios tan acertados y llenos de bromas, poco más puedo añadir, sólo darte las gracias por alegrarnos el día con tu sentido del humor, certificar que eres un "ladrón muy tunante", y que tu odisea ha sido de lo más graciosa. Felices fiestas para tí y para tu familia.
    Abrazo

    ResponderEliminar
  9. magnífico! me reí a gusto, sólo imaginar entrar en uno de los vestido de mis tiempos mozos... verte había sido un gozo aún sin conocerte antes (ni ahora mismo) pero seguro que fué un gozo!
    feliz tu!

    ResponderEliminar

Nuestro Grupo en Flickr