Esta mañana compré al conserje de mi instituto unas brevas de su huerto con una pinta estupenda.
De camino hacia Sevilla, con hambre voraz de almuerzo, tuve que esperar pacientemente un atasco-caravana de casi media hora detrás de las carretas del Rocío (las cosas que pasan en el sur...) así que ataqué las brevas y me comí cinco de golpe.
Antes de acabar con ellas (no creo que lleguen al viernes...) les he hecho este dibujo.
