El pasado martes fui al Corte Inglés de la Diagonal para arreglar un problema del móvil y... no me lo arreglaron. Al salir del metro, vi esta composición de una parte moderna de Barcelona y me dije: por qué no dibujarlo? Hacía frío y era cuestión de no entretenerse mucho. Así que en mi cuaderno que siempre llevo encima, lo dibujé, así rápidamente..
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Otro día con mi mujer, ella quería comprar algo en unos grandes almacenes del centro de Barcelona y como acompañarla a comprar, me aburre soberanamente, le dije que la esperaba fuera dibujando. Acabé el dibujo y aún no había vuelto. La llamé y como dijo que aún tenía para un rato me marché a casa. Eso hice.
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El pasado mes, con una de mis hijas en Terrassa, comí en una terraza, frente a la Catedral de esta ciudad. No tenía buena perspectiva, pero entre plato y plato dibujé esta fachada.
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Y... este miércoles, saliendo a dibujar con la colla en Barcelona, aparecieron esta dos encantadoras mamás en una plaza, dando el pecho a sus rollizos bebés en una escena enternecedora. Inmediatamente pensé en dibujarlas, pero eso requiere tener su permiso. Lo pedí, no pusieron ninguna pega e inmediatamente, allí mismo, de pié, les hice estos sencillos dibujos. Ellas quedaron encantadas, y los niños allí sin enterarse, dándose su delicioso manjar.
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Por último, este mismo día, cuando ya nos instalamos en el bar a tomar la cervecita, apareció una pareja que se sentó en la misma terraza. él llevaba un lujoso y lucido turbante que le daba un porte elegante de Indú. Efectivamente, es un indio residente en Barcelona y que le gusta lucir este atuendo. Pedí permiso a la pareja, me senté a su lado y mientras ellos seguían hablando les dibujé.
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