Estas Navidades, se han conjugado varios hechos que me han invitado a reflexionar. El primero fue leyendo el libro "Breve historia de Winston Churcill", en el que se recogen las historias y andanzas de sus antepasados, como la del Duque de Marlborough, -aquel al que en España le dedicamos la canción de "Mambrú se fue a la guerra", y las del propio Winston. Cabe recordar que vivió la friolera de 91 años, pasó por dos guerras mundiales y ocupó la mayor parte de los puestos de responsabilidad del gobierno británico. Aquella lectura me permitió conocer gran parte de su vida, como fue la época que le tocó vivir, y sobre todo me hizo pensar en la importancia que tiene el preservar la memoria.
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El segundo hecho fue durante la semana de Reyes en Olvés, el pueblo de mi mujer. Un pequeño municipio de la Comarca de Calatayud, en el que apenas quedan ya vecinos. Era la una del medio día y el sol brillaba en todo lo alto. Las calles vacías, las casas quietas a la espera de sus dueños. Apenas el viento y algún que otro pájaro cortaba el silencio. ¿Cómo sería la vida aquí hace 40 años?. ¿Quién viviría en aquella casa del fondo?. ¿Cómo fue la experiencia de la gente que tuvo que emigrar?. ¿Cómo se vivió el auge de los años sesenta?. ¿Qué pasó en la guerra?. Son algunas de las preguntas que bullían en mi cabeza.
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Una semana antes, parecidas preguntas les hice a mis padres durante la cena de Nochevieja: ¿Cómo llegaron vuestros padres a Zaragoza?, ¿de qué vivían?, ¿y Zaragoza como era en los 60?, ¿tenéis alguna carta o algún documento de vuestros padres?...Aquel día nos dieron las 3:30 de la mañana.
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En el caso de Churchill, él mismo y otros dejaron constancia de la época que vivió. En los otros casos, me encantaría que así hubiese sido. Tengo curiosidad por el futuro, pero creo que la tengo todavía más por el pasado. Disfrutaría sobremanera leyendo sus anécdotas y vivencias o sobre como era Zaragoza, España o el mundo en ese momento.
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Cuando dibujo en los cuadernos, no sólo disfruto con la propia acción de dibujar. También estoy dejando huella de mi propia historia. Espero que mis descendientes, cuando quieran saber como era la vida que le tocó vivir a su tatarabuelo, puedan hacerse una idea gracias a lo que uno va escribiendo.
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Os dejo con algunas huellas realizadas durante estas Navidades.
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Exposición "Un viaje en el tiempo"
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36 Cumpleaños de Joe
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Día de Navidad en los montes de Olvés
Ray Charles
Cena de Nochevieja: Joe, Lola, Madre
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Buena Cortesía
Una verdadera gozada todo lo que dices y has colgado. Cuando he visto el tranvia y la jardinera, ufff que añoranza.
ResponderEliminarYo sí me acuerdo de Zaragoza en los años sesenta y anteriores. Vine a Barcelona el 51 y claro antes pasamos por Zaragoza. No había autopistas y por fuerza pasábamos por el Pilar. Alguna vez nos parábamos y hacíamos alguna visita. Te diré una curiosidad: Será casualidad, pero en aquella época, cuando pasábamos por allí, en la radio ponían "El sitio de Zaragoza". Pero...siempre!!!! Así que cuando nos acercábamos decíamos a nuestro padre: "pon la radio que quiero escuchar los sitio de Zaragoza" Y no fallaba!!
ResponderEliminarBueno, no quiero enrollarme más, que parece un rollo contado por un abuelete "pesado".
Tus dibujos.como siempre, geniales! Ah, ese tranvía...
Un abrazo.
A mí también me interesa mi pasado, Fernando. Aunque creo que mis mayores sólo cuentan la parte que les interesa.
ResponderEliminarFantástico despliegue de dibujos.
Un abrazo.
geniales todos Fernando,
ResponderEliminarpero ese del interior del coche es fantastico,
un saludo