Lo hago así en dos veces para no "cargar" en exceso este cuaderno y dejar que las páginas "respiren" un poco. Como ya me conocéis suelo dibujar mucho.
En mi viaje de ida, paré a comer en Altea, una preciosa población que la recordaba, pero que me asustó su enormidad. Afortunadamente existe un núcleo antiguo y como soy también "antiguo", fui directamente allí.
Estos dos dibujos hechos con pluma y acuarelados son el de la izquierda, lo que veía desde el restaurante donde comí y el segundo, una paradita rápida en el paseo, por sus calles interiores.
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Llegado al hotel, enseguida me puse en contacto con alguno de los que llegaron antes y fui directamente a la "Glorieta", donde abundan bares. Me encontré con Oñera y luego apareció Fernando con su familia, y con Juan Llorens. Una excelente persona y amigo (ya lo conocéis a través del blog y más, en sucesivos días). Ya estaban allí, algunos locales y otros venidos de Madrid. Fueron apareciendo Angels con su marido y Juananto con su amigo y respectivas esposas. Dibujé a los que se me pusieron a "tiro" delante mío.
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Después de las cervezas, fuimos a tomar el tradicional Patxarán, a un bar-tasca histórica, llamada Villalobos, con promesa de dibujarla. Allí conocí y abracé con fuerza a la dulce Dolça, la que organizó, junto a Juan, todo este magnífico evento. Una vez en el bar-tasca, ayudado por ese líquido rojo, busqué el ángulo que mejor reflejaría el bar y lo dibujé. Al mismo tiempo fui dibujado. La familia Villalobos quedó muy satisfecha del dibujo y especialmente la joven que sale dibujada detrás del mostrador.
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Nos acostamos tarde, como toca en estas circunstancias. A las nueve de la mañana, todos teníamos el "mono" del dibujo y Juan nos llevó a la plaza del Ayuntamiento. No dibujé la "Calendura" ni la "Calendureta" por estar a mucha distancia. Dibujé, de pié esta plaza.
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Posteriormente apareció el amigo Pepe, junto a su esposa. Qué valor tienen los maridos y maridas de estos locos dibujantes!!! Hase falta musho valor!!! Nos pusimos a dibujar todo aquello que nuestra vista alcanzaba, desde lugares cómodos y siempre acompañados con refrescantes cervecitas.
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Por último Pepe me regaló un pincel chino rellenable y una carga especial de esa tinta china. No puedo informaros de la marca, puesto que todo está escrito en chino y como supondréis se me resiste un poco este idioma.
Lo probé dibujándole y posteriormente a un personaje muy conocido de un pintor que acudió a la cita.
Me costará cogerle el "tranquillo" porque estoy muy acostumbrado a la pluma.
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Por esta vez acabo esta primera fase.
varios cuadernos de viajes