Bueno, al grano, que estamos en tierra de arroces. Desde allí o por los alrededores y en el pueblo hicimos algunos dibujos en dos cuadernos, uno de papel kraft y otro blanco claro. También tengo otro negro oscuro, que no me lo llevé porque no pegaba mucho con tanta luz, aunque me podía haber servido por la noche. Alguna acuarela en papel suelto, un dibujillo en el puerto de Calpe, comiendo al regreso como se acostumbra, y alguna secuela ya en casa. Observo que secuela podría ser antónimo de mojadilla. Lo dejo.
Como ya dediqué en mi blog alguna otra entrada a la historia de Denia y de esa costa, zona de moriscos, torres vigías, piratas y uvas moscatel, esta vez ha habido poca literatura en la expedición, aunque siempre es estimulante para la zona craneal estar en sitios tan hermosos y con tanta historia. Y tantas gambas, que no son cosa menor.


Las anteriores son con lápices, ceras, acuarela, pluma... Esta última cosa es producto dudoso de mis averiguaciones de cosas nuevas. Nuevas para mí, que todo descubrimiento no viene a ser más que la propia ignorancia de cosas ya viejas. Se trata de una pasta de papel que estaba probando para dar textura a los troncos de los árboles. Me fui animando y ha salido algo raro que viene a ser una acuarela con textura de óleo con espátula. Seguiremos probando. Es el castillo de Denia, ya en casa, de una foto de las que hicimos.
