Leo en el libro de Rafael Santandreu, "El arte de no amargarse la vida", que la vergüenza no mata. El autor nos cuenta que si perdemos el miedo al hecho en sí de pasar vergüenza, nos daremos cuenta de que muchas veces, el ridículo vale la pena si a cambio obtenemos beneficios. Invitar a una chica a salir nos provocará un nerviosismo repentino, pero si acepta, ¡qué pasada!.
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Existen deberes conductuales que algunos psicólogos emplean para enseñar la lección de que la vergüenza no mata a nadie. El objetivo de esos deberes es que los pacientes experimenten la emoción del ridículo una y otra vez hasta que se habitúen a ella, exponiéndose de una forma gradual.
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Existen deberes conductuales que algunos psicólogos emplean para enseñar la lección de que la vergüenza no mata a nadie. El objetivo de esos deberes es que los pacientes experimenten la emoción del ridículo una y otra vez hasta que se habitúen a ella, exponiéndose de una forma gradual.
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Albert Ellis, el padre de la psicología cognitiva, proponía a sus pacientes que practicasen algunos ejercicios para "acabar" con la vergüenza. El primero de ellos, era pedir dinero por la calle. Por ejemplo, pedir un euro a veinte personas desconocidas, todos los días, durante una semana completa.
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La siguiente tarea contra la vergüenza que les mandaba, era la de ir en metro y anunciar las paradas en voz alta cuando el tren llegaba a sus destinos. Da corte, ¿verdad?. Pues leed la siguiente, no tiene desperdicio:
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Coge una correa de perro y átale un plátano. Luego sal a la calle y lleva a tu nueva mascota a pasear por el parque. ¡Tela!.
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Coincido con todo lo escrito por Rafael Santandreu. Experimentando la emoción al ridículo una y otra vez me he habituado a ello, de manera que cuando me pongo a dibujar en medio del "caos" y del ir y venir de otros, he conseguido que aunque todos ellos me miren.... yo no los vea.
A: Campus Plaza de San Francisco. Camino de mi clase de dibujo.Albert Ellis, el padre de la psicología cognitiva, proponía a sus pacientes que practicasen algunos ejercicios para "acabar" con la vergüenza. El primero de ellos, era pedir dinero por la calle. Por ejemplo, pedir un euro a veinte personas desconocidas, todos los días, durante una semana completa.
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La siguiente tarea contra la vergüenza que les mandaba, era la de ir en metro y anunciar las paradas en voz alta cuando el tren llegaba a sus destinos. Da corte, ¿verdad?. Pues leed la siguiente, no tiene desperdicio:
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Coge una correa de perro y átale un plátano. Luego sal a la calle y lleva a tu nueva mascota a pasear por el parque. ¡Tela!.
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Coincido con todo lo escrito por Rafael Santandreu. Experimentando la emoción al ridículo una y otra vez me he habituado a ello, de manera que cuando me pongo a dibujar en medio del "caos" y del ir y venir de otros, he conseguido que aunque todos ellos me miren.... yo no los vea.
B: Parque Grande. Me dirijo a buscar a Mª Angeles. Tengo algo de tiempo hasta que salga.
C: Un lunes o un miércoles, esperando a que salgan los chicos del cole. Me siento en el asiento de atrás. Veo como algunos padres me miran de forma "rara". Me da igual.
D: Otro viernes a eso de las 14:00 h. En la gran plaza de detrás del Estadio de la Romareda, los tres coches posan para mí. El sol está con nosotros.
E: En el aparcamiento de enfrente de "El Arbol". Dentro de nada salen los chicos.
F: El Ibiza está muy sucio. Dibujo dentro del autolavado.
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Buena Cortesía
Buenos ejercicios Fernando. Te propongo una nueva:
ResponderEliminarSi nos vemos en Logroño, nos ponemos a dibujar o pintar juntos...Vale?
Ponemos una gorra en el suelo, unos cuantos céntimos y algún euro dentro del sombrero extendido en el suelo.
Y un cartel que diga: Para viaje de fin de curso.
1º La vergüenza, se nos pasa.
2º Podría ser que otro, con menos vergüenza que nosotros coja la gorra y se marche corriendo, con la gorra, con lo recogido y lo que pusimos nosotros.
Consecuencia:
Es cierto que se nos pasó la vergüenza y
También, que nos quedamos sin pasta!!!!
Bonitos dibujos.
Un abrazo.
Fernando ,me has dejado A_ _ _ _ _ _ _ O , De verdad cuando dibujas en la calle no ves a nadie??? Chico ..esto es mi caballo de batalla.Voy a todos los sitios con mi libreta y plumas,pero como venga gente ,no conoces a nadie que recoja a la velocidad que lo hago yo.
ResponderEliminarNECESITO UNAS SESIONES DE ESOS EJERCICICIOOOSSSS!!!!!!!!!!!!!!!
Un abrazo
Yo no sé si soy un sinvergüenza o un desvergonzado (o ambas cosas), pero no me importa si hay gente o no. Además si álguien se acerca a mirar -lo suelen hacer con educación- le muestro el cuaderno y ya se queda contento.
ResponderEliminarTus dibujos de lujo, Fernando.
Un abrazo.
pues... muypasota una servidora, si me enrrollo bien y si las gasto de ignorar totalmente mi entorno humano, perfecto! verguenza? mivida!
ResponderEliminartonets
interesante argumento
Habrá que ejercitarse para perder la vergúenza, en más de una ocasión me ha apetecido dibujar mientras espero a que los niños salgan del cole, pero uf! por no aguantar las miradas de los demás padres, me retengo,ya tengo demaiada fama de rara,ja,ja...igual empiezo desde dentro del coche.
ResponderEliminarA mi no me importa dibujar en lugares públicos, pero si en lugares donde me conocen.
Tus dibujos son todos muy buenos, el del lavado de coches además muy original.
MUY BIEN LOS COCHES FERNANDO,ESTO ES LO QUE HABÍA DE HACER YO, PRACTICAR CON COCHES PORQUE ME SALEN FATAL,BUEN TRABAJO.
ResponderEliminarMuy buenos dibujos Fernándo. No hay que tener vergüenza (para ciertas cosas, como dibujar....)Soy psicólogo y me parecen un poco fuertes las técnicas que nombras de algunos colegas. La de pasear el plátano me tiene muerta de risa solo de pensarlo. Mi receta es: Si miran, comentan y saben dibujar o pintar, que suerte, APRENDO y si no saben, pues mira ya somos dos.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir que son unos dibujos muy interesantes.
Buena explicación la de la verguenza. Me ha gustado el ejercicio de sacar a pasear el plátano por el parque...lo malo que no te dé tiempo a explicar a los servicios sociales que sólo es un ejercicio y, antes de darte cuenta, termines con la camisa de fuerza. A mí no me hace falta poner en práctica esos ejercicios...la he "cagao" tantas veces en público por mi extroversión que ya es algo habitual lo de pasar verguenza. Volviendo a los dibujos...IMPRESIONANTES.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo a la mínima me pongo como un tomate! Pero hay veces que las ganas de dibujar ganan a mi verguenza. De todas formas estoy con Mª José, si estoy entre conocidos però no hay confianza me reprimo.
ResponderEliminarLos dibujos muy chulos Fernando y gracias por tus reflexiones.
Un saludo
Muy buenos dibujos y muy sugerente el comentario sobre la vergüenza.
ResponderEliminarYo siempre he tocado en un grupo, unas veces en un pub, otras en un teatro, antiguamente en bailes y verbenas. También he dado infinidad de charlas y cursos... Acaba por no imnportarte, o al menos no pensar en que hay mucha gente que pueda estar pendiente de ti. Sin embargo pintar me cuesta más. Estar en un bar, una terraza o un banco en una plaza pintando no me importa. Plantar un caballete en medio de la calle es algo que aún no he hecho. Tendremos que ponernos a prueba.
Joshemari: ordago a la grande. Mira que te tomo la palabra. En su día fui Tuno, y me tocó el poner la pandereta para que la gente echase calderilla. ¡Qué tiempos!. Nos vemos en Logroño.
ResponderEliminarPedro. Cuando quieras. En grupo es más fácil. Creo yo.
Oñera. También te tengo ganas. Seguro que es un lujazo dibujar hombreo con hombro.
Doy por supuesto que también tiene que ser un lujazo el dibujar con todos y cada uno de vosotros. Que no se me mosquee nadie.
Jordá: Me alegro que te guste.
Mª José: Estoy contigo en lo de dibujar alrededor de gente conocida. A mi también me da un no se qué.
Diego: Estoy haciendo una libreta en el que el único tema es el coche. Si igual lo termino y aprendo a hacer coches.
Teresa: Me río de tu risa. Bueno, no soy lego en la materia, pero no deja de resultar chocante. Gracias por todo.
Kubi: Ja, ja, ja. Me quiero imaginar vuestras caras al leer lo del platano. Ya solo por eso merece la pena el estar aquí. Me asomo a tu blog.
Cristina: Gracias a tí.
José: Tendremos. Yo, lo del caballete, tampoco lo tengo claro. Poco a poco.
Gracias a todos