Que curiosas son las cosas. O de casualidades vive el hombre. Como escribo en el dibujo, llevaba toda la semana pasada diciéndome que tenía que ver el Tour de Francia. Sólo el hecho de pensarlo, hacía que retrocediese en el tiempo, volviendo de nuevo a mi infancia, con aquellas sofocantes tardes del mes de julio en las que todavía no existía el aire acondicionado y en las que la oferta televisiva sólo constaba de A o B. O mejor dicho, La 1 o La 2.
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Perico Delgado, Bernard Hinault, Laurent Fignon, Greg Lemond y el gran Miguel Indurain. Me sabía todos. ¡Qué tiempos aquellos!. Era la década de los 80 y principios de los 90. En aquellos años, el Tour se convertía en el único divertimento, haciendo que el tiempo para poder salir a jugar a la calle -hacía mucho calor en julio- pasase más rápido. Terminaba el Tour y todos los críos del vecindario bajábamos a la calle.
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Recuerdo los sábados y los domingos. Lo veía con mi padre y solían coincidir con las épicas etapas de los Pirineos o los Alpes, en las que Perico o Miguelón, nos hacían levantar del sillón haciéndonos empujar nuestra ficticia bicicleta.
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Recuerdo también, ese pensamiento que tenía todos los días. Hubiera dado todo por haber sido un motorista o un cámara de televisión de los que aparecían en cualquier vuelta ciclista. El sólo hecho de pensar en que un día estuviese en una ciudad y el siguiente en otra, me cautivaba. El viernes, mientras hacía el dibujo y veía el Tour, me sentí como cuando era crío.
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Lo de la casualidad que decía al principio, viene porque el sábado me fui con mi "marida" al cine -solos- a ver la película Midnight in Paris, de Woody Allen. Además de mostrar a un París maravilloso, Allen nos sumerge en una historia en la que el actor principal se imaginaba la vida en el París de los años 20. Como por arte de magia regresa al pasado, trasladándose al París de Picasso, Buñuel y Hemingway. Allí entabla amistad con ellos y conoce a una bella dama. Una dama a la que tampoco le apasionaba su presente, sino que suspiraba por vivir en otra época pasada de París. En la Belle Epoque..... Bonito.
Perdonadme si lo estoy liando mucho. Una vez leí que de mayores hacemos lo que nos gustaba hacer de pequeños. De niño dibujaba y también veía el Tour, sólo que igual hacía 20 años que no lo hacía. Me acuerdo del pasado, pero como veis, también valoro el presente.
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Buena Cortesía
Que bonito tu reportaje del tour. Los cliclistas me han recordado a unos coleccionables de plástico de cuando yo era pequeña.
ResponderEliminarTambién disfrute mucho viendo Midnight Paris.
Saludos.
Durante aquellos años el tour fue mítico. Yo no me perdía una etapa. Sin embargo, no sé porqué, ahora me aburre. Si alguna tarde me pongo frente a la tele hay siesta segura.
ResponderEliminarFantástica doble página, Fernando.
Un abrazo.
De mayor, también nos enrollamos mucho, contando nuestras aventurillas.... o, batallitas...como decía el "abuelico" de un personaje del "tio vivo"...je...je,je. Espero que te lo tomes a bien! Piensa que yo también tengo por costumbre de enrollarme... Eso dicen mis hijas!!!!
ResponderEliminarMamé el tour, desde nacimiento, antes que tú. Nací en Francia, viví 7 años allí y mi padre era un fanático del tour. Solía ir al Pirineo a todos los puertos para seguirles.
Bueno...ya no me enrollo más.
Ah! y los dibujos, magníficos!!!
Un abrazo.
Has hecho un reportaje fantástico.
ResponderEliminarOlvídate de pedir disculpas por extenderte. Un post muy interesante.
Un abrazo
Buen homenaje al Tour de Francia, Fernando :)
ResponderEliminarYo también recuerdo las tardes de verano en las cuales mi padre "no perdonaba" ni un segundo sin estar la tv en ese canal, aunque, como bien dices, poco más había donde elegir... A mi me gustaban los últimos kilómetros donde "se lo jugaban todo" :)
Respecto a la peli que nos comentas, está dentro de "mis pendientes"
Un abrazo!
Hola, Fernando. Estupendo reportaje del Tour de France. Bonitos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Beni.
me ha gustado mucho tu periplo por el tour de francia, como aficionado te lo agradezco mucho. uff esas etapas de miguelon, que recuerdos.
ResponderEliminarun saludo.
A pesar de que no me gusta el ciclismo (ni los deportes, en general), me ha parecido genial tu reportaje un tanto nostálgico, tus dibujos y cómo relatas la historia.
ResponderEliminarUn abrazo, Fernando